martes, 10 de febrero de 2015

Poema de Susana Esther Merino al Señor de la Salud

AL SEÑOR DE LA SALUD

¡Ay Señor de la Salud!
Fruto de gubia y cincel,
que late en San Rafael
abrazándose a la Cruz.
El de silente quietud,
que en su cuerpo lacerado
troca el amargo pecado
en esa fuente de vida
que fluye de cada herida
y del escarnio callado.

Señor, Cordero inmolado,
ladrón de los corazones
que prenden sus oraciones
ante tu rostro Sagrado.
Eres el lirio morado
que emerge como un fanal
entre tu barrio cabal
que desgrana sus duquelas
en la eterna duermevelas
de tu rostro celestial.

Eres orgullo latente
del más anhelado sueño
de aquellos que con su empeño
siempre te hicieron presente.
Ese espíritu paciente
de tu hermosa cofradía
que desde su Cruz de Guía
derrama todo el fervor
que atesora con amor
rindiéndote pleitesías.

Y eres la estampa elegante
que derrama señorío
en los medios de un quejío
de una plegaria hecha cante.
Señor, que sigue adelante
describiendo así la historia,
que ya queda en la memoria
en el sacro itinerario
de las calles de tu barrio
cuando sales a la Gloria.

Susana Esther Merino Llamas